Oscar Taffetani (APE)
Días atrás concurrió a un programa de televisión (“El juego limpio”, de Nelson Castro) tan sólo para refutar o intentar desmentir al cineasta Pino Solanas, quien lo había acusado de promover y facilitar el depredatorio avance, sobre la naturaleza y sobre las leyes, de la minera Barrick Gold, lanzada tras el oro y la plata de las cuencas cordilleranas.
Poco pudo argumentar en su descargo el gobernador Gioja. El hecho de que su propio hermano César, proveedor minero, sea el actual presidente de la Comisión de Minería del Senado, ya resulta sugestivo, y es imposible de desmentir. Y que el sitio oficial de la Barrick haya puesto avisos de la campaña por la reelección de Gioja, en junio último, también es sugestivo e imposible de desmentir.
Cuando las papas queman, la coartada de estos gobernantes que autorizan alegremente la destrucción del paisaje nativo y la entrega de los recursos minerales, pasa a ser que están generando empleo. “La peor contaminación -declaró demagógicamente Gioja- es pagarle 10 pesos a un obrero rural y que éste no pueda darle comida a su familia…"
Y si acaso un informe independiente -a prueba de sobornos- demostrara que, además de destruir el paisaje, la minera contamina, entonces Gioja apelará al argumento de los votos: "puede ser que haya gente que disienta -Gioja dixit- pero hemos pasado seis años y varias elecciones, y la última vez hemos ganado con más del 50%..."
Las múltiples y variadas argumentaciones del gobernador Gioja están siendo estudiadas por los ejecutivos de Barrick, quienes las exportarán a todo el mundo, como un valor agregado, junto al oro y la plata de San Juan.
Tierra arrasada
“En términos ambientales y sociales -escribió en 1989 el profesor J.P. Vaughan, director de la Escuela de Minería de Australia- ninguna actividad industrial es más devastadora que la minería a cielo abierto”.
Por siglos la industria minera se dedicó a buscar las fallas geológicas y vetas (lugares de alta concentración de mineral) en las montañas. Pero la minería a cielo abierto ya no busca vetas. Trabaja sobre la cantidad y no sobre la calidad. Dinamita montañas, las tritura, somete la materia removida a procesos químicos (con cianuro y otros venenos), lava el mineral utilizando millones de litros de agua potable, y finalmente se retira dejando enormes cráteres, de 150 hectáreas de diámetro y 500 metros de profundidad.
Las cintas transportadoras y los ductos (como el de Bajo La Alumbrera, que va de Catamarca a Tucumán) contaminan el área circundante, envenenan las napas de agua y causan enfermedades y malformaciones en los niños, que son los seres humanos más expuestos.
Hay provincias argentinas (particularmente, las del NOA) donde la falta de agua potable y la inexistencia de redes y acueductos fue por décadas un gran impedimento para el desarrollo humano. Ahora sí les ha llegado el agua potable. Claro que no es para los seres humanos, sino para lavar el oro y la plata que están bajo el suelo.
El diputado nacional Miguel Bonasso calculó que las ganancias de la Barrick Gold, por la concesión de Pascua Lama rondarán en 25 años los 160 mil millones de dólares. ¿Cuánto de esas astronómicas ganancias quedará en la provincia?
Y por si fuera poco, fruto del esfuerzo lobbístico del gobernador Gioja, Pascua Lama ha obtenido una degravación impositiva adicional, que le permitirá a la Barrick ahorrarse casi 460 millones de pesos y obtener más ventajas sobre el resto de las empresas mineras.
La Presidenta de la Nación, respondiendo a las últimas denuncias sobre aumento de los niveles de pobreza en el país, declaró que “el principal problema argentino no es la pobreza, sino la inequidad”.
Barrick Gold escuchaba atentamente esas sabias palabras. Serán incorporadas a su próximo Manual.
http://www.argenpress.info/2009/08/manual-del-depredador-ambiental.html
http://www.argenpress.info/2009/08/manual-del-depredador-ambiental.html
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