Caravana de asambleístas y de militantes sociales alcanzaron su objetivo en ATUCHA
Convocados por la UAC, Unión de Asambleas Ciudadanas, agrupaciones de ambientalistas y militantes de las asambleas que integran el numeroso colectivo en el orden nacional, desplegaron mensajes y carteles frente a las instalaciones de ambas Atucha.
Cinco mil obreros, que a las cinco de la tarde salían de las centrales nucleoeléctricas ubicadas en el departamento de Zárate, provincia de Buenos Aires, a 100 kilómetros de la Capital Federal, recibieron un volante informativo que rechaza este tipo de energía, al mismo tiempo que denunciaron las características de una energía incontrolable que expone a las poblaciones, y a toda forma de vida, a emisiones radiactivas de efectos perniciosos.
A través de un potente equipo de sonido, y acompañando el breve texto entregado a los obreros que salían de las plantas, los manifestantes hablaron de una energía que acuña la falacia de barata y limpia, cuando es cara y sucia, capaz de alterar las células de información genética sin necesidad de que se produzcan los espantosos incidentes de fusión de los reactores. “No queremos más bombas de tiempo sobre millones de habitantes que habitan aguas abajo de tales instalaciones”, enarbolaban éstas y otras consideraciones.
La caravana que partió de Buenos Aires fue seguida de cerca por personal policial de la provincia de Buenos Aires durante gran parte de su recorrido, a poco de incorporado varias agrupaciones ambientalistas en los departamentos de Vicente López Y San Isidro. De inmediato, un par de motociclistas de la policía de la provincia precedían a los manifestantes. En inmediaciones de Lima, localidad del distrito Zárate, una numerosa dotación de Gendarmería Nacional, esperaba a la columna que era encabezada por el micro de la fundación Che Pibe, reconocido colectivo social que contiene a numerosos jóvenes de Villa Fiorito.
En la negociación con los militares se acordó que dos filas de treinta activistas, ubicadas en ambas márgenes a la salida de la planta de Atucha, entregaran el material informativo; el resto hizo lo propio recorriendo las inmediaciones, en tanto a través de los altoparlantes los manifestantes insistían en los ejemplos funestos de Chernobyl, Three Miles Island y el caso reciente japonés de Fukushima, describiendo el colapso de las centrales nucleares.
De pronto, a las cinco en punto de la tarde una ola humana de cinco mil obreros dejaba las instalaciones de Atucha, utilizando cientos de micros que los transportarían hacia sus hogares. En sus manos llevaban las razones de “no más Atuchas ni ruletas rusas nucleares." Una larga alocución a través de un relato sencillo, daba cuenta de la histórica fisión del átomo y los impactos nefastos e irreversibles que viene ocasionando.
A través de un potente equipo de sonido, y acompañando el breve texto entregado a los obreros que salían de las plantas, los manifestantes hablaron de una energía que acuña la falacia de barata y limpia, cuando es cara y sucia, capaz de alterar las células de información genética sin necesidad de que se produzcan los espantosos incidentes de fusión de los reactores. “No queremos más bombas de tiempo sobre millones de habitantes que habitan aguas abajo de tales instalaciones”, enarbolaban éstas y otras consideraciones.
La caravana que partió de Buenos Aires fue seguida de cerca por personal policial de la provincia de Buenos Aires durante gran parte de su recorrido, a poco de incorporado varias agrupaciones ambientalistas en los departamentos de Vicente López Y San Isidro. De inmediato, un par de motociclistas de la policía de la provincia precedían a los manifestantes. En inmediaciones de Lima, localidad del distrito Zárate, una numerosa dotación de Gendarmería Nacional, esperaba a la columna que era encabezada por el micro de la fundación Che Pibe, reconocido colectivo social que contiene a numerosos jóvenes de Villa Fiorito.
En la negociación con los militares se acordó que dos filas de treinta activistas, ubicadas en ambas márgenes a la salida de la planta de Atucha, entregaran el material informativo; el resto hizo lo propio recorriendo las inmediaciones, en tanto a través de los altoparlantes los manifestantes insistían en los ejemplos funestos de Chernobyl, Three Miles Island y el caso reciente japonés de Fukushima, describiendo el colapso de las centrales nucleares.
De pronto, a las cinco en punto de la tarde una ola humana de cinco mil obreros dejaba las instalaciones de Atucha, utilizando cientos de micros que los transportarían hacia sus hogares. En sus manos llevaban las razones de “no más Atuchas ni ruletas rusas nucleares." Una larga alocución a través de un relato sencillo, daba cuenta de la histórica fisión del átomo y los impactos nefastos e irreversibles que viene ocasionando.
Con algunos trabajadores de Atucha hubo roces verbales. No faltaron empleados jerárquicos que al mando de modernos autos, impartieron insultos y reprobaciones, pero fueron muchos más los que aceptaron, leían, y pegaban en las ventanillas de los micros los volantes entregados por los manifestantes. Este hecho sorprendió gratamente a muchos de los movilizados. El objetivo se había cumplido.
Una hora después, todo había concluido frente a las bóvedas nucleares de Atucha I y II, y la caravana inició el regreso hacia la localidad de Zárate (87.000 habitantes) ciudad dormitorio de los trabajadores de las plantas nucleoeléctricas.
En la calle peatonal de esa ciudad, a orillas del Río de la Plata, la columna antinuclear culminó la segunda parte del plan proyectado y durante tres horas repitieron el mensaje con volantes y charlas contra las emisiones radiactivas de las centrales. Fue frecuente escuchar a los activistas proponer otras fuentes de energía, como así también la necesidad de discutir la matriz energética que requieren nuestros pueblos.
Compañeros de la ciudad de Zárate se incorporaron a esta lucha que habrá de continuar sin interrupciones y con el compromiso abierto de un próximo encuentro.
(Hay numeroso material fotográfico y filmaciones que se difundirán a partir de mañana domingo 22)
Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC)
Una hora después, todo había concluido frente a las bóvedas nucleares de Atucha I y II, y la caravana inició el regreso hacia la localidad de Zárate (87.000 habitantes) ciudad dormitorio de los trabajadores de las plantas nucleoeléctricas.
En la calle peatonal de esa ciudad, a orillas del Río de la Plata, la columna antinuclear culminó la segunda parte del plan proyectado y durante tres horas repitieron el mensaje con volantes y charlas contra las emisiones radiactivas de las centrales. Fue frecuente escuchar a los activistas proponer otras fuentes de energía, como así también la necesidad de discutir la matriz energética que requieren nuestros pueblos.
Compañeros de la ciudad de Zárate se incorporaron a esta lucha que habrá de continuar sin interrupciones y con el compromiso abierto de un próximo encuentro.
(Hay numeroso material fotográfico y filmaciones que se difundirán a partir de mañana domingo 22)
Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC)
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