Embera-Katio de Colombia, "Represar el río es como obstruir las venas de una persona. Afecta todo el cuerpo, y después viene la enfermedad”.
Las represas transforman el paisaje los ríos y la vida, tanto a través de sus impactos directos en humedales y ríos, como por impactos indirectos causados por el desarrollo urbano y rural facilitado por las represas.
Las represas existentes siguen afectando a cuencas enteras al alterar pulsos de agua, sedimentos y nutrientes, modificando la geomorfología de áreas río abajo y degradando la calidad del agua y la diversidad de especies. Tanto las nuevas represas como aquellas que están siendo planeadas aumentarán estos impactos con la destrucción de más hábitat natural.
Las represas han alterado dramáticamente los entornos acuáticos. Mientras que algunas de estas alteraciones son posiblemente irreversibles, como en el caso de extinción de especies. La mayoría de los recursos de diversidad biológica mundial, incluyendo la acuática, zonas húmedas y cauces tropicales en países en desarrollo. Estos países también están experimentando rápido crecimiento y la necesidad de agua, energía y otros servicios generalmente proporcionados por represas.
En La Cuenca del Plata, decenas de proyectos hidroeléctricos someten sus río, al estancamiento, a la inundación, al desarraigo, a las epidemias, extinción de la flora y fauna, y a que empresas multinacionales tengan recuso energético e hídrico a su disposición, entre las que se anotan son las pasteras, agro-industrias, mineras, hasta plantas de energía nuclear.
“También darán impulso al desarrollo de la hidroeléctrica de Garabí, ubicada entre la provincia de Corrientes y el estado brasileño de Río Grande do Sul, que tendrá una capacidad para generar 2900 megavatios, con un inicio de obra previsto para el próximo año.
El gobierno brasileño asume, una vez más, el compromiso con el gobierno argentino de una política conjunta en la estrategia de desarrollo de la región”, dijo Rousseff en una entrevista publicada por Página/12.
“El agua estancada genera enfermedades y la construcción de la represa también; tenemos una biodiversidad con bosques que se van a perder. ¿Por que el gobierno quiere pasar por sobre esto?, lo único que queda pensar es que con la construcción de la represa se están jugando intereses económicos y políticos que están muy alejados de lo queremos nosotros, los afectados. Falta mucha información que los gobernantes la guardan para que la gente crea que Garabí ya es un hecho. No, no será un hecho si nos juntamos entre todos y decimos No a Garabí, como pasó con Paraná Medio y Corpus”.
Según las informaciones, las presidentes de Argentina y Brasil, han acordado poner énfasis en la " Integración Energética", celebrando las tratativas para la construcción de la represa de Garabí (Garruchos Corrientes). Que es la primera de tres planificadas binacionalmente junto con Panambí, (Misiones), y San Pedro Monte Caseros.
Más allá de los tremendos impactos ambientales, que superarán a los producidos por la represa de Yacyretá que llego a su cota máxima, y ni que hablar del pequeño dique del arroyo Ayuí Grande, contra el que el mismo gobierno nacional ha presentado un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia, por los mismos y los supuestos conflictos que crearía con la R.O.del Uruguay, hay que tener en cuenta y sobre todo en la provincia de Entre Ríos, el aumento de no bajada de la escasas aguas, del curso del Alto Uruguay, que en la actualidad afectan tremendamente el funcionamiento de la hidrogeneradora de Salto Grande, amenazan la sustentabilidad de los arroyos de la provincia, lo que paulatina e inexorablemente se van secando y la del propio Río de la Plata.
Brasil que tiene el poder de ser el dueño de la nacientes de la mayoría de los ríos de la Cuenca del Plata y los que no nacen en su territorio, lo hacen en Bolivia, geopolítica y geoeconómicamente dependiente y cada vez más vulnerable a las decisiones de el, como país organizado que, se está asegurando como país de aguas arriba la provisión de agua dulce, que necesitará durante todo este siglo, en el que su población de duplicará según estimaciones internacionales cada 40 años, con lo cual dentro de 80 ( 2.091) podría llegar a tener más de 800 millones de habitantes, contra los poco más de 100 de Argentina.
Creemos que estos acuerdos con Brasil firmados sin dudas deben ser refrendados por los Congresos de los tres países dueños de esas aguas de curso compartido, (Argentina, Uruguay y Brasil) funcionan a contrapelo de las necesidades de las naciones de aguas abajo, y por lo tanto debe abrirse un espació de lucha en contra de la construcción de toda nueva represa en la cuenca del Plata, por que además del impacto social y productivo, en pocos años nos dejarán sin puertos.
Esta desapreción de nuestros gobernantes debe ser corregida por la concienzuda labor de los ciudadanos para lograr los rechazos legislativos correspondientes, y en esta tarea, más allá de no cejar en sostener las posiciones sobre las pasteras, que tampoco tienen futuro en las orillas del Río de Los Pájaros ante la falta de aguas a corto plazo, los Bajeños debemos unirnos, para que tanto al Río Uruguay, como al de La Plata, no les ocurra lo que le pasó al Mar Aral, que se secó por culpa de tan solo dos represas.
Es fácil imaginar lo que aseguramos con solo pensar que en ese " Cielo Azul que viaja", más allá de las seis represas construidas, se planifican 17 más en el río propiamente dicho y en sus tributarios, muchas de las cuales ya se están construyendo.
Queriendo justificar el holocausto social y ambienta los políticos, representantes de las represas y algunos empresarios argumentan con alarmante insensatez que las obras generaran progreso económico y aportaran infraestructura. Pero no dicen como van expulsando gente la costa con violencia, quemando casas, construyendo guetos como los que hay en las afueras de Posadas, o Concordia donde la gente del río vive hacinada en la pobreza en bloques de cemento. A su vez ninguneados por ser “los relocalizados” adjetivo despreciativo que los condena socialmente.
Este es un escenario que las autoridades ocultan y al que los pueblos deben reaccionar ante la falta de consenso y la constante política de los hechos consumados en las altas esferas de poder. Nosotros como hijos de los ríos pedimos que la gente sea tenida en cuanta y ante eso nuestra labor de informar y llamar a la conciencia de los pueblos para proponer alternativas democráticas y participativas.
La tierra no se fabrica
el aire no se compra
el agua no se negocia
defendamos nuestro ambiente.
Las represas transforman el paisaje los ríos y la vida, tanto a través de sus impactos directos en humedales y ríos, como por impactos indirectos causados por el desarrollo urbano y rural facilitado por las represas.
Las represas existentes siguen afectando a cuencas enteras al alterar pulsos de agua, sedimentos y nutrientes, modificando la geomorfología de áreas río abajo y degradando la calidad del agua y la diversidad de especies. Tanto las nuevas represas como aquellas que están siendo planeadas aumentarán estos impactos con la destrucción de más hábitat natural.
Las represas han alterado dramáticamente los entornos acuáticos. Mientras que algunas de estas alteraciones son posiblemente irreversibles, como en el caso de extinción de especies. La mayoría de los recursos de diversidad biológica mundial, incluyendo la acuática, zonas húmedas y cauces tropicales en países en desarrollo. Estos países también están experimentando rápido crecimiento y la necesidad de agua, energía y otros servicios generalmente proporcionados por represas.
En La Cuenca del Plata, decenas de proyectos hidroeléctricos someten sus río, al estancamiento, a la inundación, al desarraigo, a las epidemias, extinción de la flora y fauna, y a que empresas multinacionales tengan recuso energético e hídrico a su disposición, entre las que se anotan son las pasteras, agro-industrias, mineras, hasta plantas de energía nuclear.
“También darán impulso al desarrollo de la hidroeléctrica de Garabí, ubicada entre la provincia de Corrientes y el estado brasileño de Río Grande do Sul, que tendrá una capacidad para generar 2900 megavatios, con un inicio de obra previsto para el próximo año.
El gobierno brasileño asume, una vez más, el compromiso con el gobierno argentino de una política conjunta en la estrategia de desarrollo de la región”, dijo Rousseff en una entrevista publicada por Página/12.
“El agua estancada genera enfermedades y la construcción de la represa también; tenemos una biodiversidad con bosques que se van a perder. ¿Por que el gobierno quiere pasar por sobre esto?, lo único que queda pensar es que con la construcción de la represa se están jugando intereses económicos y políticos que están muy alejados de lo queremos nosotros, los afectados. Falta mucha información que los gobernantes la guardan para que la gente crea que Garabí ya es un hecho. No, no será un hecho si nos juntamos entre todos y decimos No a Garabí, como pasó con Paraná Medio y Corpus”.
Según las informaciones, las presidentes de Argentina y Brasil, han acordado poner énfasis en la " Integración Energética", celebrando las tratativas para la construcción de la represa de Garabí (Garruchos Corrientes). Que es la primera de tres planificadas binacionalmente junto con Panambí, (Misiones), y San Pedro Monte Caseros.
Más allá de los tremendos impactos ambientales, que superarán a los producidos por la represa de Yacyretá que llego a su cota máxima, y ni que hablar del pequeño dique del arroyo Ayuí Grande, contra el que el mismo gobierno nacional ha presentado un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia, por los mismos y los supuestos conflictos que crearía con la R.O.del Uruguay, hay que tener en cuenta y sobre todo en la provincia de Entre Ríos, el aumento de no bajada de la escasas aguas, del curso del Alto Uruguay, que en la actualidad afectan tremendamente el funcionamiento de la hidrogeneradora de Salto Grande, amenazan la sustentabilidad de los arroyos de la provincia, lo que paulatina e inexorablemente se van secando y la del propio Río de la Plata.
Brasil que tiene el poder de ser el dueño de la nacientes de la mayoría de los ríos de la Cuenca del Plata y los que no nacen en su territorio, lo hacen en Bolivia, geopolítica y geoeconómicamente dependiente y cada vez más vulnerable a las decisiones de el, como país organizado que, se está asegurando como país de aguas arriba la provisión de agua dulce, que necesitará durante todo este siglo, en el que su población de duplicará según estimaciones internacionales cada 40 años, con lo cual dentro de 80 ( 2.091) podría llegar a tener más de 800 millones de habitantes, contra los poco más de 100 de Argentina.
Creemos que estos acuerdos con Brasil firmados sin dudas deben ser refrendados por los Congresos de los tres países dueños de esas aguas de curso compartido, (Argentina, Uruguay y Brasil) funcionan a contrapelo de las necesidades de las naciones de aguas abajo, y por lo tanto debe abrirse un espació de lucha en contra de la construcción de toda nueva represa en la cuenca del Plata, por que además del impacto social y productivo, en pocos años nos dejarán sin puertos.
Esta desapreción de nuestros gobernantes debe ser corregida por la concienzuda labor de los ciudadanos para lograr los rechazos legislativos correspondientes, y en esta tarea, más allá de no cejar en sostener las posiciones sobre las pasteras, que tampoco tienen futuro en las orillas del Río de Los Pájaros ante la falta de aguas a corto plazo, los Bajeños debemos unirnos, para que tanto al Río Uruguay, como al de La Plata, no les ocurra lo que le pasó al Mar Aral, que se secó por culpa de tan solo dos represas.
Es fácil imaginar lo que aseguramos con solo pensar que en ese " Cielo Azul que viaja", más allá de las seis represas construidas, se planifican 17 más en el río propiamente dicho y en sus tributarios, muchas de las cuales ya se están construyendo.
Queriendo justificar el holocausto social y ambienta los políticos, representantes de las represas y algunos empresarios argumentan con alarmante insensatez que las obras generaran progreso económico y aportaran infraestructura. Pero no dicen como van expulsando gente la costa con violencia, quemando casas, construyendo guetos como los que hay en las afueras de Posadas, o Concordia donde la gente del río vive hacinada en la pobreza en bloques de cemento. A su vez ninguneados por ser “los relocalizados” adjetivo despreciativo que los condena socialmente.
Este es un escenario que las autoridades ocultan y al que los pueblos deben reaccionar ante la falta de consenso y la constante política de los hechos consumados en las altas esferas de poder. Nosotros como hijos de los ríos pedimos que la gente sea tenida en cuanta y ante eso nuestra labor de informar y llamar a la conciencia de los pueblos para proponer alternativas democráticas y participativas.
La tierra no se fabrica
el aire no se compra
el agua no se negocia
defendamos nuestro ambiente.
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