Buenos Aires, 4 diciembre (NA) -- La presidenta Cristina Kirchner define por estas horas si viaja a mediados de mes a la Cumbre del Clima de Copenhague, un foro de las Naciones Unidas que concita ahora la atención mundial y será una vidriera importante para los mandatarios asistentes.
En la capital danesa la Argentina defenderá el reclamo de los países emergentes para que las naciones centrales se comprometan a disminuir las emisiones que provocan el calentamiento global y carguen con los gastos de mitigación y adaptación al fenómeno.
El encuentro, que comenzará el 9 del corriente mes y se extenderá hasta el 18, tendrá como objetivo comenzar a definir el porcentaje de dióxido de carbono (CO2) que cada país deberá emitir a partir de 2012, cuando caduque el Protocolo de Kyoto.
No obstante, se avecina una complicada negociación por la resistencia de las naciones más desarrolladas a disminuir en fuertes porcentajes sus actuales volúmenes de emisión de ese gas que produce el denominado "calentamiento global".
El encuentro en Dinamarca se desarrollará tras el fracaso del Tratado de Kyoto (1997), al que los Estados Unidos siempre evitó plegarse bajo el argumento de que la reducción de gases tóxicos reclamada afectará su actividad industrial.
"La Cancillería va seguir de cerca la marcha de las negociaciones en Copenhague y de acuerdo a cómo avancen esas tratativas la Presidenta decidirá si viaja para participar de la cumbre", comentaron fuentes oficiales a Noticias Argentinas. Ocurre que si bien la cumbre climática se iniciará el 9 del corriente mes, el encuentro de los jefes de Estado está pautado recién para el 16 y 17 de diciembre.
En el discurso que brindó días atrás en la Cumbre Iberoamericana de Estoril, Cristina Kirchner se refirió a la cumbre de cambio climático de Copenhague y estimó que "el nudo de la discusión pasa por quién deberá soportar la mayor parte de los pasivos ambientales".
Al respecto, reiteró la postura argentina sobre "la responsabilidad de los países desarrollados en la emisión de gases y, por lo tanto, lo que han provocado en ese pasivo ambiental".
Sería una buena marquesina para la jefa de Estado, quien ya tuvo protagonismo internacional como integrante del Grupo de los 20, el foro que timoneó la crisis finanaciera.
Un fracaso del denominado Protocolo de Copenhague, con el consecuente aumento de los gases que provocan el efecto invernadero (GEI) puede causar situaciones catastróficas para la humanidad, alertan grupos ambientalistas de todo el mundo.
En caso de que la Presidenta no viaje, la comitiva argentina que desembarcará en Dinamarca estará encabezada por el canciller Jorge Taiana y el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Homero Bibiloni. China, que no tiene compromiso de reducción por ser un país emergente, es el primer emisor de CO2 del planeta y el segundo es Estados Unidos, que si lo tiene como integrante del denominado Anexo A (países obligados a mermar sus emisiones).
Entre ambos, totalizan el 40 por ciento de las emisiones mundiales y por consiguiente son los principales actores en Copenhague, adonde irán el presidente estadounidense Barack Obama y el primer ministro chino Wen Jiabao. No obstante, si se toman las cifras de emisión de CO2 por habitante, el "ranking" cambia: Estados Unidos ocupa el primer lugar con 19 toneladas de CO2 por habitante y, muy lejos, China ocupa el décimo tercer lugar con 5 toneladas.
Obama anunció su participación en la cumbre del cambio climático, pero asistirá a sólo las jornadas inaugurales y estará ausente en el encuentro de los mandatarios en el que se comenzarán a definir las complicadas negociaciones en torno las emisiones de CO2.
Estados Unidos adelantó que va asumir el compromiso de reducir sus emisiones en un 17 por ciento para el año 2020, pero tomando como base los niveles de 2005, lo que representa sólo el 4 o 5 por ciento respecto a los niveles de 1990.
Según análisis, para evitar una subida de la temperatura global por encima de los 2 grados centígrados es necesario reducir en 40 por ciento las emisiones de los países industrializados para 2020, comparado a las existentes en 1990.
La Unión Europea ya ha decidido una reducción mínima del 20 por ciento en 2020 en relación con los niveles de emisiones de 1990, aunque ese porcentaje se elevaría al 30 por ciento si otros países asumieran un compromiso equivalente.
SPC/GP/OM
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