Lunes, 23 Abril 2012 00:37
Por Pablo Santos.
A cinco meses de la asunción de nuevas autoridades, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) se encuentra paralizado por protestas por la restitución del salario y debates acerca de los lineamientos estratégicos institucionales.
El 12 de diciembre último el INTI cambió de autoridades. Las primeras noticias que tuvieron quienes trabajan en el Instituto llegaron mediante la prensa: “El INTI cambia de autoridades y de orientación 1”, la nota abonaba la incertidumbre acerca del rol estratégico institucional, ya que según “una fuente del Ministerio de Industria” el INTI “dejará de poner tanto énfasis en la economía social para mantener un perfil más orientado a la innovación”. Según la misma nota “en esta nueva etapa, el INTI acompañará al sector productivo real en el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan mejorar la competitividad”.
El recorte salarial no tardó en llegar. Cinco días más tarde se informó que no se pagaría la bonificación anual que los trabajadores venían recibiendo durante los últimos años. Asimismo, a partir de la sanción del DNU 324/2011 que instó a las reparticiones del Estado a revisar los componentes salariales que estuviesen por fuera del convenio, las autoridades del INTI suspendieron el pago del adicional mensual del 6,5% del salario, adicional pagado con fondos autogenerados que tenía por finalidad compensar los magros sueldos del personal.
Frente a esta situación se definió un plan de lucha que incluyó una serie de paros, cortes de la Av. General Paz y movilizaciones, en las que se recibió el apoyo de otros organismos y organizaciones sociales con las que el INTI viene trabajando. Este plan de lucha se inició con un paro el 15 de diciembre, continuó con otro por tiempo indeterminado, que fue interrumpido por el acatamiento de la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo. Conciliación que se prolongó hasta el 29 de febrero, día en que las autoridades se comprometieron, mediante acta firmada en el Ministerio de Trabajo, a pagar la bonificación anual de $2000. Pese a lo acordado, el pago de la bonificación no se concretó.
Ante el incumplimiento del compromiso asumido por las autoridades, los trabajadores decidieron en asamblea profundizar el plan de lucha. La respuesta fue un comunicado intimidatorio de la presidencia del Instituto en el que, con el argumento de que el paro ponía en riesgo la facturación del Instituto, se daba a entender que ello tendría implicancias directas en las posibilidades de hacer efectivo el pago de los salarios. Esa lógica empresarial se repitió en priorizar los trabajos que generen ingresos al INTI, privando del acceso a la tecnología a sectores más postergados.
El INTI es un organismo público de generación y transferencia de tecnología. Se crea en 1957 como emergente de los procesos económicos, políticos y sociales en los que estaba inmerso nuestro país (Industrialización por Sustitución de Importaciones - Desarrollismo) y su función histórica fue la de ser referente tecnológico nacional y brindar asistencia técnica a las empresas.
El rol institucional no ha sido ajeno a las diferentes coyunturas que atravesó nuestra sociedad. Como ejemplos emblemáticos, cabe señalar que durante los años 70 hubo quienes desde el Instituto discutieron el rol del INTI en los procesos de liberación nacional y trabajaron en pos de construir una tecnología liberadora, y luego, durante el profundo proceso de desindustrialización de los 90 se asistió a un vaciamiento de la institución y se llegó a debatir su privatización.
En el 2002 asume una gestión que estuvo al frente del instituto durante nueve años. El INTI continuó con su rol tradicional, pero amplió el horizonte de sus acciones de trabajo, postulando que su intervención también era necesaria en toda situación en que la tecnología pudiera contribuir a resolver una problemática social. Este viraje conceptual postulaba que el INTI debía asumir como propia la atención de demandas que contribuyan a resolver necesidades locales y fortalecer a los actores productivos más débiles. Así fue que el INTI comenzó a relacionarse y trabajar en el territorio con distintos actores: organizaciones sociales, movimientos de desocupados, campesinos, empresas recuperadas, cooperativas, municipios, escuelas, microemprendimientos, etc.
Para materializar estos cambios fue necesario garantizar la presencia del INTI en todas las regiones del país, reformular una estructura preparada para responder a objetivos acotados, incorporar otros saberes que dialoguen con los saberes técnicos y con los nuevos sujetos sociales con los que se iba interactuando. Traducir en acciones concretas esta ampliación del rol institucional, con énfasis en la mejora de la calidad de vida de la población, suponía un gran desafío para la institución, un aprendizaje en el que sólo se dieron los primeros pasos.
A partir del cambio de gestión de diciembre pasado, las nuevas autoridades han manifestado la intención de modificar la orientación de la institución poniendo el eje estratégico en la mejora de la competitividad de las empresas. También afirman que esta reorientación no implica trabajar menos con la economía social, y que no está en discusión la continuidad de las líneas de trabajo vinculadas a estos temas, sino que “hace falta más INTI porque la sociedad lo necesita”.
Pero a más de 4 meses de iniciada la gestión, no se vislumbra una voluntad real traducida en acciones concretas por viabilizar y potenciar las líneas de trabajo con los actores de la base social. Más bien lo contrario: prima una lógica de carácter empresarial que postula la necesidad de facturar los trabajos que se realicen, quedando el acceso a los conocimientos y tecnologías sujeto a la capacidad de pago de quién demande asistencia a la institución. Las autoridades expresaron inequívocamente la necesidad de racionalizar recursos y generar ingresos por facturación de servicios, priorizando esto por sobre la concreción de aportes tecnológicos orientados a resolver diferentes problemáticas sociales.
Por la propia incapacidad de la gestión, el INTI se encuentra paralizado, a tientas se sigue avanzando con las distintas iniciativas que ya estaban en marcha, los ingresos de personal en trámite se han frenado y no hay lugar a nuevas contrataciones. Lo que está en discusión es la definición del rol estratégico del INTI.
No se podrá avanzar en un proceso de inclusión social y democratización, si se priva del acceso a la tecnología a los sectores más postergados y se recorta el salario de quienes tienen la tarea de impulsar esas iniciativas.
Los trabajadores y trabajadoras del INTI finalizaron el viernes pasado un paro de 96 horas y hoy realizarán una charla en la que se debatirá el rol institucional del organismo en donde participarán organizaciones sociales, organismos públicos e instituciones involucradas en el proceso desarrollado por el Instituto. Mañana realizarán una nueva asamblea para definir los pasos a seguir luego del paro de actividades ante el reclamo salarial y de reorientación del INTI.
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