23/03 – 16:30 – Estamos en la puerta del barbarismo político o una barbarie cultural. El gobierno nacional, apoyado en el argumento del 54%, pretende: primero tomar por estúpida a la gente y después cubanizarnos con argumentos sin sentido. Ahora prohíben el ingreso de libros y publicaciones extranjeras “para cuidar la salud de la población”, por los “elementos tóxicos que contienen las tintas” (¿?). Estamos siendo, no solo ridículos en el mundo, sino, peligrosos, porque somos gobernados con el delirium extremis de una democracia-dura. (Por: Rubén Lasagno)
“No saliste a la calle a reclamar cuando te robaron las rosas del jardín, no saliste cuando te robaron la bicicleta, ni después, cuando te robaron el auto ¿Por qué salís ahora que te robaron tu hijo?”
Por una Resolución ministerial (Nº 453/2010) de la Secretaría de Comercio Interior, ahora instrumentada por la Disposición 26/12 de Moreno, no podrán ingresar al país publicaciones extranjeras que no estén “certificadas” que las tintas utilizadas en esos productos gráficos (libros, revistas, etc) no contienen “más de 0,06% de plomo”.
La medida no llamaría la atención si viviéramos en un país donde nuestras autoridades se preocupan por la salud pública y castigan y persiguen a quienes enferman a la población incumpliendo estrictas medidas de seguridad, sobre la que existen protocolos claros y controles férreos.
Ahora, es poco menos que estúpido y muy ridículo que en un país como el nuestro, donde el gobierno permite y admite que las petroleras y las mineras pongan en riesgo la salud de innumerables poblaciones, destruyan el medio ambiente y contaminen irremediablemente la única fuente de vida, como es el agua, nos trate de cuidar del plomo que contienen las tintas de los libros que vienen del extranjero.
El barbarismo político entra por la puerta grande del desentendimiento social de un pueblo manso o tal vez boludo. Lo encabeza un gobierno que eleva como estandarte un discutible 54% en las urnas, que – según su buen entender – es una licencia para hacer cualquier cosa, aún las más insólitas y peligrosas, como ir ciñendo de a poco en cerco sobre nuestras libertades personales, la prensa y la desculturización.
Esta sociedad, que parece dormida, ante el avance inexorable de los caprichos sectarios y fascistoides de energúmenos como Guillermo Moreno, quien no actúa solo, sino tutelado por una gobernante que asume su mandato como un reinado, tal vez, cuando reaccione, sea recién cuando le roben al hijo – volviendo a la parábola del principio – y allí habrá que preguntarle (a esa misma sociedad) por qué no se hizo escuchar y salió a la calle, cuando le robaron las rosas, la bicicleta y el auto?.
Un Decreto militar de 1977 prohibió el libro “Una torre de cubos para armar en libertad” (por Laura Devetach ) que contenía una saga infantil, entre ellos “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Borneman. En sus argumentos el gobierno militar consideraba que agraviaba la moral, la familia y la sociedad. Otro libro escolar prohibido de esta “Torre” fue “La planta de Bartolo” de Laura Devetach, sosteniendo por una Resolución de gobierno que poseía “simbología confusa”, “Cuestionamientos ideológicos y sociales” e “ilimitada fantasía”.
Entonces, pretendían salvaguardarnos de la ideología confusa y demasiada fantasía. Ahora nos quieren cuidarnos de la tinta.
Estamos cercanos al 24 de marzo y tal vez la presidenta debiera dar un vistazo a una investigación sobre represión a la cultura, realizada por Judith Gociol y Hernán Invernizzi, que data del año 2003 y que se vende bajo el título “Un golpe a los libros”. Tal vez podríamos evitar el comienzo de una nueva barbarie y respondernos hacia dónde nos quiere arrastrar como sociedad. (Agencia OPI Santa Cruz)
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