Las semillas transgénicas de Monsanto, que se cultivan en el mundo, fueron manipuladas genéticamente para ser resistentes a herbicidas químicos de la misma corporación. Esto contribuyó al aumento de uso de Round Up Ready de Monsanto. La segregación de la toxina Bt es acorde a destruir gusanos y otros agentes naturales, los cuales se hacen resistentes al glifosato, al parecer no como las abejas (que mueren). Por último, Monsanto incorpora a las semillas y plantas transgénicas genes que inutilizan los efectos de los antibióticos, esto implica que, a corto o mediano plazo, los antibióticos serán inservibles como medicamentos para las personas y para los animales.
La soja BT RR2 (soja RR y BT), fue desarrollada por Monsanto sólo para el Mercosur, y está diseñada como las anteriores transgénicas para resistir el Round Up Ready, con glifosato II o su nueva máscara "Dicamba".
¿Diseñada sólo para el Mercosur?
Parece que la corporación ya tiene su nuevo laboratorio y conejillos de indias. Desde 1999 se sabe cabalmente que el BT RR2 produce mayores índices de leucemia en ratas.
Los cultivos BT de Monsanto causan:
- Cáncer de próstata, mamas y colon.
- Convulsiones, neuropatía periférica, una disminución significativa de glóbulos blancos, y hace que las infecciones sean peores.
- Contribuye a la insuficiencia cardíaca.
- Taquicardia, vómitos, depresión, entumecimiento de las extremidades y pancreatitis.
- Alergias
- Irritación, picazón incesante en la cabeza.
- Leucemia.
- Mutación de la flora intestinal.
- Etcétera.
Sin embargo, las quejas de la Federación Agraria y los pedidos al gobierno nacional poco tienen que ver con estudios sobre la seguridad y salubridad de este producto.
La FAA sigue sin reconocer el daño mortal que causan los cultivos genéticamente modificados para seres humanos y la naturaleza (cáncer, abortos, alergias, etc.), y pese a que sigue ignorando la toxicidad residual en los productos de supermercado altamente perjudicial para los consumidores (cáncer, abortos, alergias etc.), y mientras continúa desmintiendo los peligros cancerígenos de los pesticidas de Monsanto (destrucción de la biodiversidad, exterminio de abejas y cáncer, abortos, alergias etc.), así como también niega que la Hormona de Crecimiento Bovino causa cáncer de colon, próstata, mamas y problemas reproductivos… Sin embargo... La Entidad Agraria tiene un reclamo que hacer a Cristina.
Pero es por negocios.
La Federación Agraria mostró su enojo ante el nuevo atropello corporativo del gigante Monsanto, que acostumbra a sobornar, tanto a federaciones agrarias como a gobiernos. “Pareciera que no alcanzaran los reiterativos intentos de la compañía Monsanto para modificar la Ley de Semillas nacional”, tomándose una atribución indebida, y como si no bastara el apriete constante a funcionarios políticos, entidades gubernamentales y productores agropecuarios para que firmen incontables acuerdos privados que violan deliberadamente la Ley, en el marco constitucional argentino, y también, mientras Monsanto continua presionando a los pequeños y medianos criaderos argentinos, amenazando con retirar las licencias tecnológicas, con realizar embargos y paralizar las importaciones de soja y derivados de de nuestro país en tribunales de la Unión Europea, “ahora impulsa, mediante la firma de un convenio, un acuerdo ilegal para el uso de Soja BTRR2, la cual aún no es comercializada”, expresó el campo a través de un comunicado.
Añadieron que para alcanzar esta meta Monsanto y sus aliados utilizaron la maniobra de dividir a la Argentina agrícola en dos áreas: Norte y Sur, con la intención de conseguir convenios con el 80% de los productores de soja sureños para agosto 2011 y un 80% de contratos con la zona “Norte Argentina” para junio del año 2011. La entidad señaló que en el bosquejo del acuerdo mencionado, la Corporación Monsanto determina el uso por parte del productor de la Soja BTRR2 bajo una serie de condiciones inapelables, tales como “adquirir las semillas de soja con tecnología Soja RR 2Y/Bt; únicamente podrán hacer uso de estas tecnologías las personas jurídicas o físicas que hayan elegido este sistema (acuerdo privado) y lo cumplan”.
Más sobre el comunicado de la Federación Agraria
Dominio público: En esta instancia el acuerdo avasalla claramente la Ley. “sobre el dominio público y la ley nacional. Para el uso de una variedad de semillas por parte del agricultor, no se necesita firmar ningún convenio o contrato. Aprobada la semilla por los organismos técnicos correspondientes y autorizados la comercialización por el Inase, el productor al comprar la semilla fiscalizada y legal en la bolsa accede sin más trámite y requisito a esta tecnología. Cualquier otra pretensión, condición o limitación al acceso a la tecnología va en contrario de la Ley de semillas Nº 20.247, decreto reglamentario Nº 2.183/91 y Convenio UPOV 1978, y confirma presunciones que estas empresas limitan el acceso a las tecnologías de los pequeños y medianos productores”.
Advirtieron que otro asunto grave es “mercantilizar el grano obtenido con aquellos exportadores o elevadores participantes del Sistema. Este inciso del convenio citado es muy espinoso. Acorde a la historia federada es como volver al año 1912, cuando los arrendatarios no eran libres de realizar cosechas, comercializar, de vender, etcétera”.
La propuesta de Monsanto para el uso de tecnologías BTRR2 y georreferenciar, es aberrante. Las cláusulas son altamente excesivas, abusivas, extorsivas y allanan el camino a la corporación para controlar el proceso productivo y transformar al agricultor en una suerte de inquilino de Monsanto”, aseveraron.
La FAA, en concordancia con el sistema legal reglamentario, argumenta que la semilla “en la bolsa” debe pagarse al momento de comprarla, y “no corresponde o es improcedente que Monsanto realice ningún tipo de cobro u obtenga regalías si el agricultor ya ha realizado el pago correspondiente por la compra de semilla fiscalizada”.
“Estamos absolutamente en contra de la abolición del derecho al uso propio y gratuito de semillas”. Las limitaciones cuantitativas al derecho del agricultor no son aceptables, bajo ninguna justificación. La utilización “propia gratuita de semillas” no es sino una tradición y reconocimiento milenario a los agricultores de todos los tiempos, coincidente al aporte para el desarrollo tecnológico (germoplasma) que estos últimos realizaron. “Descartar este derecho legítimo de los trabajadores agropecuarios es claramente injusto y no existe razón alguna que lo autorice”, señalaron.
“De no haberse pagado la regalía correcta con anterioridad al momento de entrega de los granos al exportador/elevador participante del sistema, el monto adeudado en tal concepto será percibido por dicho participante y reemitido al proveedor”, dijeron.
“Nos hallamos ante una alianza entre una corporación semillera (transgenica) multinacional y compañías exportadoras de granos, que tienen como finalidad recaudar dinero en base a regalías impuestas al agricultor”, algo ilegal, injusto e incluso inaudito. El proceso se realizaría automáticamente sobre los granos que vende el propio agricultor. “Si dejamos sentado este precedente será muy peligroso para la Argentina y los agricultores”, alegaron.
¿Macri entra en escena?
“El dictamen arbitral corresponderá a los tribunales Ordinarios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con expresa renuncia a cualquier otro fuero”. Esto quiere decir, en otras palabras, que pretenden utilizar una trampa lisa y llana y promoviendo desigualdad y menos oportunidades en la defensa.
“Monsanto puede litigar en la ciudad de Buenos Aires fácilmente”. Pero resulta muy caro y dificultoso para los chacareros del interior del país. Ergo, es una ventaja que favorece a Monsanto y que atropella los derechos a la defensa del productor agropecuario”, añadieron.
La semilla, la biodiversidad, los recursos y la biotecnología genética “son puntos estratégicos para el país. No podemos permitir que estos puntos queden encerrados, sólo, en el interés privado. Mucho menos cuando la pretensión proviene de Corporaciones Transnacionales como Monsanto, con alta capacidad de inversión e investigación para hegemonizar el desarrollo tecnológico y controlar el proceso productivo”.
“Nuestro gran desafío es pensar en un desarrollo de la innovación tecnológica en vegetales que nos permita alejarla de la amenaza de quedar atrapada por sistemas de patentes e intereses cuyo máximo objetivo es monopolizar y apropiarse de la biotecnología”, aclararon. “Necesitamos impulsar una biotecnología más democrática, plural, con diseños y acuerdos institucionales que permitan participar y beneficiar a todos los actores involucrados en la evolución, sin exclusión de nadie, teniendo como objetivo principal el desarrollo equitativo nacional”, concluyeron.
Cabe señalar que, otra vez, la FAA no utilizó las palabras “sustentable” ni “sostenible”, ni “saludable”, ni tampoco “estudios sanitarios y científicos que certifiquen la calidad del producto para seres humanos”.
Las semillas transgénicas de Monsanto, que se cultivan en el mundo, fueron manipuladas geneticamente para ser resistentes a herbicidas químicos de la misma corporación. Esto contribuyó al aumento de uso de Round Up Ready de Monsanto. La segregación de la toxina Bt es acorde a destruir gusanos y otros agentes naturales, los cuales se hacen resistentes al glifosato, al parecer no como las abejas (que mueren). Por último, Monsanto incorpora a las semillas y plantas transgénicas genes que inutilizan los efectos de los antibióticos, esto implica que, a corto o mediano plazo, los antibióticos serán inservibles como medicamentos para las personas y para los animales.
Y de pronto... Los transgénicos son la única alternativa para el campo argentino... www.ecoportal.net
Red por una América Latina Libre de Transgénicos
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