Acalladas las voces encuestólogas, tras el histórico día eleccionario, que sin quererlo, se convirtió en un gran sondeo nacional, su resultado dejó perplejos a muchos que aún n o salen de su impacto. ¡Qué previa electoral! Dios le demostró al trostquista Partido Obrero, que el milagro es algo inesperado, que ocurre. Es que este sector de la izquierda argentina, no sólo obtuvo la bendición divina reclamada para sostener y ser oferta en el mes de octubre, al mismo tiempo supo cuadruplicar a la fórmula del cineasta Fernando Solanas. Milagros por un lado y desnudismo social para otros. Más allá de las opciones partidarias, que se mostraron muy pobres ante el triunfo del gobierno nacional, esta previa sirvió para que cuando sucedan las elecciones reales, se ratifique la foto del 14 de agosto, donde las preferencias del soberano eligieron continuidad y participación en las urnas.
Cristina ganó las elecciones con la mitad más uno del electorado. Dato significativo y más que ameno para quienes habitan en la Casa Rosada. El voto de los más, en una lectura general y nacional, fue para CFK. Den la vuelta que quieran dar para buscar otras ojeadas. Pasando en limpio, los versus entre campo-gobierno; mineros-antimineros, pasteras sí-pasteras no; inflación-INDEC; soja o yuyo etc. no incidieron a la hora del voto. Y si incidieron, jugaron a favor del gobierno.
Cuando la sociedad tiene certezas, no existen atajos, muestra de ello son los candidatos Sabatella e Ishii en provincia de Buenos Aires. O el mismo Eduardo Duhalde en Lomas de Zamora o Chubut. Quizás aquí sea bueno profundizar los conceptos básicos de lo que significa la empatía. O ese desafío de cómo ser aceptado en sociedad.
El caso de los anti minería
Con el resultado del 15 de agosto en mano, se concibió una gran definición: las batallas antimineras politizadas y libradas que sucedieron en el último año, confirmaron que son fogonazos y alertas sociales que en nada empañan la preferencia del gobierno nacional hacia esta ascendente industria minera.
Aunque el Grupo Clarín, y algunos asociados circunstanciales, eligieron a este sector con abordaje extremadamente crítico, como la señal de cable de TN y el diputado nacional Pino Solanas, quienes imponían un discurso distorsivo y mal intencionado.
Pese a esto el hombre común avaló y acompañó, no con exactitud a la minería, pero si dio un aval a esto dentro de un cúmulo de acciones gubernativas, las que incluyen campo, exportaciones, inflación entre otros temas. En una columna anterior se esgrimió que tanto Fernando Solanas como el diario Clarín y sus variadas empresas, habían elegido a la minería como campo de batalla, pensando que desgastando y denunciando su desarrollo debilitaban a la presidenta. La historia demostró que la intención de los detractores sistemáticos era falaz.
Si bien es cierto que sobre la minería existen y persisten reclamos, denuncias y rechazos en zonas puntuales, estas fueron exageradas y multiplicadas hasta el hartazgo. Las expresiones monopólicas anti K tomaron como bandera una denuncia genuina de los vecinos. Las que no eran escuchada por los empresarios mineros y las autoridades provinciales y nacionales. Desde este eje construyeron una oposición y convirtieron la demanda en una bandera de obstrucción sistemática y perversa alineada con otros intereses, económicos y políticos, cuyo blanco era el proyecto nacional de CFK.
Esta apreciación se sustenta aun más, cuando se analizan los resultados electorales de tres provincias mineras por excelencia: Santa Cruz, San Juan y Catamarca. Lugares donde la Política Minera de Cristina y Néstor Kirchner, mejor se ha interpretado, ejecutado y beneficiado respecto al desarrollo y explotación de los recursos naturales. Dicho sea de paso, al mismo tiempo en la actualidad, persiste una mayor captación del inversor minero.
Los desafíos mineros en la era CFK
En otro orden, a modo de contrapartida, la minería posee como desafío inmediato la construcción de una ofensiva ya que existen en forma latente anteproyectos legislativos que inquieren cambios en las leyes de promoción minera.
Esto lo corrobora la misma entidad que nuclea a los empresarios del sector, CAEM, que recientemente informaba a sus socios de la existencia de 24 proyectos en el Senado de la Nación que intentan modificar la actual estructura legal de esta industria que fuera construida en los año noventa. Pero hay otro dato que han dejado pasar: a la cifra anterior se deben agregar los casi 70 proyectos que circulan en las distintas comisiones de la Cámara de Diputados de la Nación. Una tarea que deberá estar en manos de entendidos y que no permite más demoras.
El primer reto del sector es tener licencia social, está claro, sin ella no hay ni inversiones ni desarrollo. Lo que prevalece es la falta fluida de acceso y relaciones institucionales con los legisladores nacionales y las estructuras políticas en cada provincia. Esto es una enorme debilidad, que llegaría a ser insoslayable.
En el mejor momento de apoyo institucional gubernamental a esta manufactura, el sector empresariado minero carece de interlocutores axiomáticos.
Desde el Estado argentino se imprimirá la continuidad de una Política de fomento, que aún entre, golpes y cachetazos, tiene semi plena vigencia, y alentado por un panorama de viento a favor que, en el peor de los casos, ayuda a provincias como las nombradas y a las que se le pueden agregar como Jujuy, Salta y La Rioja, donde se observa un lineamiento político y ventajas geológicas para su radicación. Y en esa paradoja bien Argentina, se convive en una misma realidad con siete provincias que poseen leyes prohibitivas hacia el inversor como lo expresan Córdoba, Tucumán, Chubut, San Luis, Río Negro, Mendoza y La Pampa.
En resumen, las provincias mineras apoyaron a la presidenta, contribuyendo a ser la mitad más uno del país que anticipó, con 70 días, que apoya la gestión del gobierno nacional y lo hecho desde el 2003 en adelante.
Más allá de esperar al mes de octubre, este resultado previo confirmó tendencias. Habrá, seguramente, un mandato renovado, y en ese marco la minería es reafirmada para ser uno de sus ejes de consolidación económica y social. Esto está definido, con un perfil algo díscolo pero efectivo, producto de la inoperancia de los funcionarios del área minera que no se inmutan frente a las distorsiones de leyes provinciales que impiden el arribo de esta industria, privando a los pueblos de trabajo genuino y rentas fiscales. Desde el gobierno federal, ya lo han hecho trascender, se seguirá apostando a los precios altos de los metales en el mercado internacional y a esperar que los empresarios, no sólo hagan inversiones, sino que se incorporen con mayor compromiso social a debatir el nuevo orden legal que se impulsa a corto plazo y que aparece como un destino inalterable. Paralelamente se vigoriza la consigna de instalar una mejor redistribución de la renta minera. Para concretar esto ya están preseleccionados dos candidatos a ser los futuros Secretarios de Minería. El perfil elegido será con gestión transparente, efectividad, fortalecimiento institucional, seriedad y credibilidad. Característica de las que se le privó a este sector industrial en ascenso en los últimos nueve años de gobierno desde Duhalde hasta el presente.
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