POR ORDEN DEL JUEZ
El director de la Aduana en Ezeiza, Carlos Mechetti, otros siete agentes y dos miembros de la Policía Aeroportuaria habían sido detenidos bajo sospecha de hacer pasar mercadería ilegal a cambio de hasta U$S 500 por valija.
Vía libre. La banda actuaba en la terminal de Ezeiza con total impunidad. Hay grabaciones y filmaciones que los incriminan, según las fuentes. (DyN)
El máximo responsable de la Aduana de Ezeiza, Carlos Mechetti, otros siete funcionarios de la dependencia, dos miembros de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), y tamibén a dos civiles que habían sido detenidos en el marco de una investigación por contrabando, fueron excarcelados este viernes por orden del juez en lo Penal Económico, Gustavo Meirovich, aunque seguirán siendo investigados, consignó un cable de la agencia DyN.
Las detenciones se habían concretado en la madrugada del jueves durante varios allanamientos ordenados por ese mismo juez de la ciudad de Buenos Aires, quien investiga el presunto pago de coimas para dejar pasar valijas con mercadería en el aeropuerto de Ezeiza. El escándalo salpica la gestión de María Silvina Tirabassi, mano derecha del ex titular del organismo y actual responsable de la AFIP, Ricardo Echegaray.
Las presuntas irregularidades comenzaron a investigarse a fines de 2009, como una derivación de una causa por el ingreso ilegal de ciudadanos chinos a la Argentina. Pero el miércoles se produjo un hecho que permitió a los investigadores cerrar el cerco. En un vuelo proveniente de Nueva York que llegó a Buenos Aires a las 10.30, desembarcaron dos mujeres cuyos movimientos estaban siendo controlados y que pagaron 400 dólares de coima para ingresar distinto tipo de mercaderías.
“Ambas pasajeras habían salido del país solamente con un bolso de mano cada una y estaban regresando con seis valijas llenas de ropa, anteojos y bolsos. Toda esta mercadería iba a ser comercializada por internet. Las mujeres pasaron sin ser controladas porque ya habían hecho un arreglo para eludir los controles”, aseguraron fuentes del caso.
A raíz de estos hechos, agentes de la Policía Aeroportuaria dispusieron su detención cuando estaban a punto de subirse a un auto que las había ido a buscar y las dejaron incomunicadas. “Por orden del juez se abrieron las valijas y quedó todo al descubierto”, completaron las fuentes judiciales.
El operativo continuó a lo largo de toda la madrugada. Media hora después de estas detenciones, fue arrestado en las instalaciones del aeropuerto un primer policía de la PSA que, de acuerdo con las escuchas y filmaciones que hay en el expediente, actuaba de “soplón”. El agente avisaba a los aduaneros si notaba la existencia de alguna investigación contra la banda. “Lo extraño es que pese a que les advirtió varias veces de este seguimiento –incluso hubo una última advertencia el domingo pasado–, no le hicieron caso. Se ve que se sentían muy seguros”, agregó la fuente.
Lo más contundente de la causa que llevan adelante el juez Meirovich y la fiscal María Luz Rivas Diez son las escuchas telefónicas y los seguimientos. “Con estos datos estamos seguros de que se trata de una organización montada y aceitada para permitir el ingreso ilegal sistemático de todo tipo de mercaderías: desde ropa de marca hasta electrónica (plasmas de más de 50 pulgadas) y diversos artículos de lujo”, sostuvieron los investigadores. El esquema funcionaba en base a coimas que empezaban a un nivel medio y “trepaban hasta la cima de la estructura aduanera de Ezeiza”.
El contenido de las escuchas permitió confirmar que se llegó a pagar hasta 500 dólares por valija en el caso del contrabando de ropa. “Todo estaba tarifado; en los casos detectados, los pasajeros que traen la mercadería –también conocidos como bagayeros– eran de clase media y hasta de clase media alta”, puntualizaron fuentes tribunalicias. La acusación contra los involucrados es seria: además de contrabando, se los indagará por cohecho y asociación ilícita.
VÍNCULOS PELIGROSOS. La espectacularidad del operativo indica que la investigación no sólo quiere dar con ropa importada, sino con una red mucho más compleja que tendría que ver con la complicidad en el tráfico de estupefacientes desde la Argentina. Un trabajador de la Aduana recordaba que “Mechetti llegó a la dirección aduanera en 2009 como consecuencia del desmantelamiento de una banda que traficaba drogas desde la Argentina hacia Italia”. En el operativo realizado en el aeropuerto de Fiumicino, detuvieron a 14 personas, a quienes se les incautó un cargamento de 55 kilos de cocaína, valuado en unos 20 millones euros. Por ese operativo, que realizó la Policía italiana, fue removida de su cargo la entonces directora de la Aduana de Ezeiza, Rosa Nélida García. “A Mechetti lo designa Tirabassi, mano derecha de Ricardo Echegaray, cuando el actual tituctlar de la AFIP era direor de la Aduana. Hoy, ella ocupa ese cargo, que le permitió acercarse a Cristina de Kirchner”, detalló un ex funcionario de la dependencia.
Mechetti no tiene demasiados antecedentes en el área que ameritaran su designación. Vale aclarar que tampoco guarda vinculación con Carlos Alberto Francisco Mechetti, gerente Corporativo de Asuntos Legales de Cencosud, homónimo que se presetó a confusiones en primera instancia.
UN DESTINO GENERADOR DE SONADOS ESCÁNDALOS. Varios fueron los escándalos que tuvieron como epicentro a la Aduana del aeropuerto de Ezeiza. El más recordado fue protagonizado por Ibrahim Al Ibrahim, ex director de la dependencia y concuñado del por entonces presidente Carlos Menem. Ibrahim fue procesado por la jueza federal María Servini de Cubría en la causa conocida como Yomagate, en la que se investigaba una banda de narcolavadores. La Justicia demostró que Ibrahim tomaba las valijas que llegaban a Ezeiza desde Estados Unidos con dólares que había mandado el narcotraficante Mario Anello. Ibrahim no era argentino ni hablaba español y sin embargo fue nombrado en ese cargo a través de un decreto firmado en septiembre de 1989 por el entonces vicepresidente Eduardo Duhalde, quien se encontraba a cargo del Poder Ejecutivo porque Menem se encontraba de viaje por el exterior.
Otro caso escandaloso fue descubierto por el ex juez Alberto Piotti, quien, mientras buscaba en Ezeiza un cargamento de droga que no aparecía, se encontró con solicitudes fraguadas de particulares en 1988 para retirar bultos que llegaban de Miami. El fiscal Raúl Plee reconoció que en el último cuatrimestre de 1988 más de mil toneladas de mercadería habrían ingresado al país a través de esos “papeles truchos”, y vinculaba con este hecho al entonces administrador nacional de Aduanas, Juan Carlos Delconte. Detrás de estos hechos aparecía Roberto Fernández, alias “Oreja”, un puntero radical amigo de Carlos Bello y Enrique Nosiglia, a quien se lo tildaba como “capo de la mafia aduanera”.
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