La foto de Fopea muestra un curso de agua al lado de una mina de sulfuro y cobre.
Un equipo de periodistas del Foro de Periodismo Argentino (Fopea) acaba de publicar una exhaustiva investigación sobre la minería a cielo abierto, un tema que divide las aguas en todo el país y que levanta a pueblos enteros en defensa de su agua.
En una investigación inédita, Fopea comprobó que hay al menos 75 minas abandonadas en todo el país, aunque el gobierno nacional lo ignora. No hay registros ni mapas ni datos oficiales.
Pero en estos sitios vive y vivió gente. El equipo de investigación de Fopea recorrió Gonzalito (Río Negro), Marayes (San Juan), La Rinconada (San Juan), Los Colorados (La Rioja) y Los Adobes (Chubut), cinco minas abandonadas de la Argentina.
Son lugares olvidados, despojados de pasado y futuro. Que han dejado a sus viejos pobladores o a las poblaciones cercanas a la merced de una constante depredación. En algunos casos con una contaminación cierta y comprobada. Los periodistas también explican en qué consiste la exploración de uranio ante la inminente reapertura de la mina Sierra Pintada en San Rafael, cuyas colas se acumulan en Malargüe.
“Hay muchas poblaciones a las que les va a costar creer, porque lo que quedó de aquellas viejas minas es muy cuestionable. De los treinta millones de dólares, la mitad se va a gastar en Malargüe, la peor de todas las minas de uranio abandonadas, a sólo diez cuadras de la ciudad y con un dique de colas que ni siquiera cuenta con una membrana que lo aísle de la tierra, por lo que se supone que ya comenzó la filtración hacia las napas”, asegura Miguel Paschetta en uno de los artículos.
“Malargüe, además, terminó absorbiendo lo que producía Huemul, una pequeña mina vecina que ya está cerrada, y por eso sus colas hoy suman 700 mil toneladas. Entre tantísimos estudios al agua, ese dinero también va a servir para estudiar el riesgo de inhalación de gas radón-222 en la población cercana y desplazar las colas “a un emplazamiento cuya superficie se encuentra más alejada del nivel freático”, según afirman. El plan que ya comenzó con dinero de la CNEA, piensa coronarse en tres años cuando se encapsulen los deshechos, se tapen con tierra y se parquice el terreno”.
“En Mendoza, el Estado nacional ha actuado con mucha imprudencia, ahora me dicen que se les filtró agua en los piletones, quieren hacer un “well point”, una depresión a nivel freático”, dice en el artículo Juan Carlos Ferrero, geólogo, especialista en suelos y agua.
Y agrega: “Yo les pido que hagan estudios serios, que tengan conciencia que están tratando con agua contaminada!”
El trabajo de Fopea intenta aclarar el verdadero impacto de las minas y otros dilemas como: ¿Por qué algunas provincias autorizan y otras prohíben la explotación a cielo abierto? ¿El cianuro que se usa para extraer el oro, llega luego al agua de las canillas? ¿Y qué pasa cuando las empresas mineras se van? ¿Por qué les cuesta tanto conseguir seguros ambientales? ¿De qué hablamos cuando se menciona el "pasivo" ambiental? ¿La minería le deja plata al país o a las provincias? ¿Alguien controla lo que hacen?
Para conocer a fondo sobre un tema que afecta a todas las zonas cordilleranas del país
http://www.losandes.com.ar/notas/2010/2/3/un-470292.asp
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