EL FONDO DETRÁS DE LAS FORMAS Y LA "DEUDA INTERNA"
¿Y LA INTERNA? Mientras oficialismo y oposición debaten cómo pagar la deuda, otros insisten con auditarla para no afrontar los pagos ilegítimos tomados por la última dictadura militar. Con eso, se podrían afrontar la pobreza que azota a gran parte del país (DyN)
Mientras el Gobierno y la centroderecha discuten cómo articular la crisis del BCRA y el pago de las obligaciones, otros exigen auditar la pesada herencia.
¿Y LA INTERNA? Mientras oficialismo y oposición debaten cómo pagar la deuda, otros insisten con auditarla para no afrontar los pagos ilegítimos tomados por la última dictadura militar. Con eso, se podrían afrontar la pobreza que azota a gran parte del país (DyN)
Detrás de la riña que protagonizan los grandes partidos, sectores financieros y los multimedios en torno a la legalidad y la oportunidad -o la falta de ambas- de los decretos de necesidad y urgencia que crearon el Fondo del Bicentenario y removieron a Martín Redrado del Banco Central, se esconde un debate, tan de fondo como truncado, acerca de la legitimidad de la deuda externa, el modelo económico que instaló la dictadura militar para beneficiar a las multinacionales y su correlato en las profundas desigualdades económicas, políticas y sociales de la Argentina.
Es que, más allá de las cuestionadas formas del kirchnerismo, acusado una vez más de autoritario, a excepción de la centroizquierda, casi todo el arco político con representación parlamentaria apoyó oportunamente la reapertura del canje de deuda por US$ 20.000 millones para beneficiar a los holdouts.
De la vereda de enfrente, además de Proyecto Sur y otras fuerzas progresistas, se encuentran diversas organizaciones sociales y prestigiosos académicos, que insisten en denunciar la ilegimidad e ilegalidad de las obligaciones asumidas por los militares. Y, también, de un parte sustancial de las contraídas por los gobiernos democráticos que los sucedieron. Esas voces reclaman, además, una auditoría de la deuda externa y, en algunos casos, invierten la carga, al sostener que los países del Tercer Mundo -entre ellos, claro está, la Argentina- son acreedores por la histórica exacción de riquezas y recursos naturales que propinó el Primer Mundo.
Julio Gambina, economista y miembro de la Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), pone el ojo, inicialmente, en la deuda con el Club de París, cuyo pago se encuentra defaulteado, pero que la administración K intenta retomar -con varios idas y vueltas- desde hace años. De hecho, Cristina había anunciado con bombos y platillos la cancelación de esas obligaciones con EE.UU., Japón y Europa antes de que estallara la crisis internacional en 2009, sin que nadie en la oposición pusiera el grito en el cielo.
“La deuda con el Club de París fue contraída en gran parte durante la dictadura militar. Ya mismo hay que investigarla. Podría ser repudiada tomando el mismo sentido de `deuda odiosa´ que impuso Estados Unidos sobre la deuda de Irak”, explicó Gambina a Críticadigital.
El economista cita el caso de Ecuador para mostrar un ejemplo de cómo las "excusas de Cristina" para avalar el pago de deuda "son falsas". Ocurre que presidente Rafael Correa dispuso una auditoría integral de las obligaciones contraídas por su país. "La deuda es todo un sistema que opera perfectamente y la colonización mental con la que se han manejado los diferentes gobiernos de toda Latinoamérica ha determinado que estuviéramos condicionados por ese sistema", justificó.
En sintonía con Gambina opinó Ángel Furlan, pastor de la Iglesia Evangélica Luterana Unida y miembro del Programa sobre Deuda Ilegítima de la Federación Luterana Mundial. “Lo que dijo Cristina es una falacia. Ecuador, luego de varios gobiernos democráticos con pagos y renegociaciones, abrió la puerta a una auditoria con resultados excelentes. El informe evidenció como ilegítima gran parte de la deuda y le dio fuerza al Gobierno para negociar con sus prestamistas la recompra de la deuda a un 30 por ciento del valor”, explicó a este medio.
El caso ecuatoriano no es el único. Otro país muy cercano a la Argentina como es Brasil, un ejemplo de crecimiento en la región durante el gobierno de Lula, está trabajando en la misma dirección en la Cámara de Diputados. Furlán agregó “el caso peruano”, donde “también el Parlamento decidió investigar especialmente el caso de los fondos buitres”.
Pero mientras el Parlamento de estos países de la región avanzan en una investigación profunda de la deuda de su país, en la Argentina la oposición más dura votó a favor de reabrir el canje, bajando por un año la famosa ley Cerrojo. “Tanto el Gobierno como la oposición no cuestionan el tema de la deuda. Al contrario, están a favor de pagarla, a costa del hambre del pueblo. Justamente, lo que Néstor Kirchner dijo en su campaña que no iba a hacer”, cerró con poco ánimo el pastor.
Pablo Herrero Garisto, integrante de Diálogo 2000, una iniciativa del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, que hace 12 años viene trabajando la problemática de la deuda, apunta contra los dichos de la Presidente. "Sabe muy bien que gran parte de la deuda externa es ilegítima e ilegal. Ella está al tanto del fallo del juez Ballesteros en la Causa Olmos. Es por eso que su afirmación de que no se puede revisar la legitimidad de la deuda es doblemente grave: está faltando a la verdad y tapando una estafa histórica", dijo. Y agregó: "Está claro que no hay voluntad política de este ni de los anteriores gobiernos en auditar la deuda externa".
Según ese activista, "la política de desendeudamiento llevada adelante por este y el anterior gobierno es una gran mentira. Más pagamos, más debemos. Ni siquiera tiene lógica matemática. Hoy, según varios analistas, debemos casi US$ 200.000 millones, prácticamente lo mismo que antes del canje de deuda de 2005 y del pago al FMI en 2006".
Herrero Garisto advirtió que "estamos frente a una nueva crisis de deuda que el Gobierno no sabe de donde sacar recursos para hacerle frente. Se utilizaron fondos del PAMI, de las estatizadas AFJP, pero no alcanza. ¡Porque la deuda externa es un gran monstruo que no se sacia nunca!"
"Es necesario que el Congreso Nacional asuma el mandato constitucional de negociar la deuda y constituya una comisión bicameral para llevar adelante un auditoría integral con participación social, que determine qué es lo que efectivamente se debería honrar", exigió Herrero Garisto.
A LOS NÚMEROS. Las precisiones sobre la deuda argentina muchas veces son escasas. A los US$ 6.500 millones que se adeudan al Club de París, se agregan unos US$ 20.000 millones en manos de los holdouts. Pero éstos, a su vez, reclaman otros US$ 10.000 millones de intereses. La cosa no se queda ahí, sino que es mayor. Cuando Adolfo Rodríguez Saá, en su efímero paso por la presidencia, decretó el no pago de la deuda, se estimaba que la cuenta llegaba a los US$ 100.000 millones.
Gambina recordó que, con anterioridad a la declaración del default, el plan Brady aplicado en la Argentina por el tándem Menem-Cavallo, en el cual inicialmente los acreedores eran grandes bancos, pero luego el gobierno decidió transformar la cuenta en rojo en títulos de deuda pública.
Por eso, para el economista de ATTAC es clave auditar todo la deuda, inicialmente desde la última dictadura militar en adelante hasta “cualquier punto hasta donde se quiera”. “Aunque hay mucha deuda que ha sido parte de refinanciaciones, eso en sí mismo no le da legalidad, porque tiene ilegitimidad en el origen”, refuerza su plan.
OTRA MIRADA. El grupo Economistas de Izquierda (EDI) envió un comunicado firmado por Claudio Katz, Jorge Marchini, Eduardo Lucita. En el escrito no sólo apunta duramente contra la decisión del Gobierno de ir a fondo con el pago de la deuda, sino que ataca la connivencia de la oposición que refrendó la reapertura del canje y apenas se limita a criticar con qué fondos llevar a cabo el desembolso. Para ellos, por debajo de esta discusión se filtra “una deuda fraudulenta que ya ha sido pagada varias veces”.
“Durante casi tres décadas los legisladores de ambas bancadas han cajoneado todas las investigaciones de este desfalco (...) A través de las sucesivas renegociaciones y canjes de títulos buscaron borrar las huellas para sepultar el origen de ese negociado (...) Incluso miraron para otro lado cuando la investigación de Olmos y el fallo del juez Ballestero declaro la inconstitucionalidad de la deuda”, afirma el texto, llevando la discusión al caso del año 2000, cuando el magistrado dictaminó que la deuda había sido agigantada por la última dictadura militar como un mecanismo para someter al país incluso cuando volviera la democracia.
Lo que este grupo centra entre sus puntos clave de la estrategia K es que detrás de la explicación del “desendeudamiento” se esconde un plan para tomar nueva deuda. “La deuda pública situada en US$ 128.000 millones luego del canje se incrementó a US$ 145.700 millones en la actualidad. Los vencimientos de los servicios de la deuda (capital e intereses) de los próximos años son muy condicionantes por lo que el gobierno busca sortearlos con prórrogas y canjes. Por esta razón la política de desendeudamiento ya quedó en el pasado y ahora se discute cómo volver a tomar deuda”.
http://www.criticadigital.com/index.php?secc=nota&nid=35971
No hay comentarios:
Publicar un comentario