La historia que Moyano prefiere callar
El polémico jefe de los camioneros para el país cuando quiere: ya le hizo seis huelgas a De la Rúa. Pero pese a su alta exposición, lo rodea el misterio. Quién es realmente. Sus comienzos. Los pactos secretos. Sus controvertidos viajes. Las amistades peligrosas. Y su inquietante patrimonio.Trastornado", le dijo a Cavallo aunque de sus labios no salió el nombre del ministro, y sus laderos rieron, demagógicos, en la rueda de prensa. Lo demás fue más grave: "Bol...", mencionó sin nombrar al presidente, y siguieron las risas. La escena, patética, sucedió en el búnker del enemigo público número uno del Gobierno: Hugo Moyano, líder de la CGT rebelde. Curioso, los voceros de De la Rúa se ofendieron más con Tinelli y Nik por sus chistes que con el hombre que los tiene en jaque por su insulto. Cosas de este país a medio hacer, ¿o a medio terminar?…
Como sea, el mandamás de los camioneros nació en 1944, una buena época para mamar el peronismo. Aprendió la mitad de las enseñanzas del jefe que dice admirar. El 2001 no lo encontró dominado; pero tampoco entendió que, frente a la crisis, debemos estar unidos, que para un argentino no hay nada mejor que otra argentino. Por el contrario, más munido de clavos miguelitos que de ideas en su verborragia, es uno de los pocos sindicalistas con capacidad de asustar al Gobierno. Y de trenzarse con sus ministros en polémicas encarnizadas. Sus contrapuntos con la titular de Trabajo, Patricia Bullrich, ya son un clásico nacional. Para algunos son La Piba y El Gordo, y los pintan como algo simpático. Para otros, Bullrich, una mujer, es la única que en el Gobierno le sale al cruce sin miedo. Más allá de esa discusión -que tendrá sin dudas nuevos rounds- este hombre corpulento y retacón, hijo de un camionero y una obrera, parecería guardar un misterio insondable. ¿Es apenas un cacique sindical? ¿Es un desestabilizador fundamentalista? ¿Usa los reclamos populares en provecho propio?
Mientras buena parte de la sociedad trata de despejar estos interrogantes, El Negro, como lo llaman cariñosamente sus allegados, sigue desplegando su variada pirotecnia; los camiones en fila, con sus muchachos al volante, tienen la capacidad de la prepotencia y el miedo para obturar rutas y paralizar cualquier ciudad casi a voluntad. Su gremio nuclea a 85 mil trabajadores y, sólo en Buenos Aires, recauda más de 22 millones de pesos anuales. Durante diez años se opuso a Carlos Menem, pero nunca se le plantó como a De la Rúa, a quien ya le hizo seis paros generales. Y hoy, los grandes sindicatos lo legitiman como el máximo referente opositor del modelo.
VOLVER A LOS 17. La historia de Moyano debería comenzar en los albores de la década de los 60, cuando dejó de ser un muchacho más y siguió los pasos de su padre: en ese entonces se inició como lechuza, que es como se le dice al copiloto de un camión. En ese entonces gobernaba Frondizi. Hugo tenía 17 años cuando se produjo su alumbramiento sindical. Sentía cierta envidia al ver que los choferes de otras empresas transportistas usaban uniformes. Y los de la suya no. Entonces descubrió que ese punto figuraba en el convenio y arengó a sus compañeros para reclamar la indumentaria. Esa conquista fue finalmente lograda, aunque luego a los choferes les diera vergüenza usar esa ropa de trabajo. Porque las camisas traían bordado el nombre de la empresa, que se llamaba Verga Hermanos.
Diez años después, la violencia que dividía a los argentinos lo encontró en las filas de la Juventud Sindical Peronista (JSP), agrupación de derecha, cercana como otras de la época, a López Rega. Luego fue jefe de la CGT marplatense y estuvo tres veces preso durante la dictadura.
Moyano lidera su gremio, el Sindicato de Choferes de Camiones, desde 1987. Y en 1994 fundó el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA). Hasta no hace mucho solía evocar sus comienzos, sentado al escritorio de su despacho sindical, junto a un busto de sí mismo. Su creciente nivel de exposición hizo que la estatua fuera retirada del lugar. Dicen que ahora la exhibe en la privacidad de su propio domicilio.
Suele ser remiso, en cambio, a hablar de su relación con Alfredo Yabrán; de él dice solamente: "No era tan pijotero como el resto de los empresarios argentinos". Lo cierto es que cuando Yabrán decidió competir con el Correo Argentino, anudó con el sindicato de Moyano un convenio colectivo para la empresa Oca, "fijando salarios un 40 % inferiores, jornadas de trabajo de hasta un 50 % mayores, eliminando ventajas en el sistema de vacaciones y ascensos", según asegura una fuente del Ministerio de Trabajo.
Dicen que Héctor Yuyo López, un hombre de su equipo, fue quien lo vinculó con el fallecido empresario. Yuyo, durante el auge periodístico del caso Cabezas, coordinó la protesta de los choferes de OCA ante el diario La Nación, cuando se señalaba a Yabrán como el instigador del crimen.
CABECERA DE PLAYA. En Mar del Plata, Moyano es una persona respetada. Nadie se atreve a levantar sospechas contra él. Y mucho menos si se trata de un empleado del gremio. "Acá el Gordo es como Eliot Ness: intocable. Es que media ciudad le debe algún favor…". El que habla es Mario, quien exigió que no se publique su apellido. Es uno de los empleados del Sindicato, hace veinte años milita en el gremio y cuenta que nunca recibió un peso: "Acá te arreglan con dos mangos los días de huelga. Pero a la hora de repartir la plata grande se hacen los giles".
-¿Y usted por qué quiere hablar?
-Porque me falló. Soy el único idiota que lo acompañó desde el comienzo y nunca ligué nada.
-¿Qué cosas sabe?
-La casa de Carballo al 1100 es una mansión con un parque de 4 mil metros y es de Moyano.
En rigor de verdad, todas las fuentes consultadas por GENTE en Mar del Plata coincidieron en ese dato, con este agregado: que habría pagado cerca de 400 mil dólares por la propiedad. Sin embargo, en el gremio sostienen que el chalet fue cedido al sindicato por el empresario Eduardo Rabbione para saldar una deuda. "Lo que pasa es que el Negro es un vivo bárbaro -sigue Mario-. A todos les dice que tiene los teléfonos pinchados y que la SIDE lo persigue todo el año. Y siempre pone como ejemplo cuando le plantaron la droga (N. de la R.: Moyano fue acusado en 1989 de posesión de cocaína y luego fue sobreseído). Con eso compra a todos".
No menos controvertidas son las versiones que giran en torno de otro hombre del equipo de Moyano, el director de la Obra Social de los Choferes de Camiones (Oschoca), Edgardo Marín. Este estaría relacionado con tres empresas prestadoras que le facturan al gremio sumas millonarias. Se trata de Salud Oeste, creada con un capital de mil pesos, AS Salud, fundada a su vez con un capital de 12 mil pesos, y Salud Norte, constituida con sólo 3 mil pesos. Las empresas se registraron con el fin de: "La explotación de establecimientos asistenciales, sanatorios, clínicas médicas, quirúrgicas y de reposo". Supuestamente, también estaban equipadas para atender a enfermos e internados. Pero lo increíble es que en su sede, ubicada en Carhué 824, sólo existe una casa de familia que nada tiene que ver con una clínica médica. Parte de las acciones de estas empresas estarían a nombre de Mabel Edith Saley. En realidad, Saley es el apellido de soltera de la madre de Edgardo Marín.
CHEQUERA DE UN VIAJERO. Moyano vive en una casa recilada de Boedo, cuya valuación oscilaría en los 180 mil pesos. Es la única que reconoce como propia. También reconoce como suyo un Ford Sierra, modelo 88. Pero suele movilizarse en dos lujosos vehículos último modelo: un BMW y un Mercedes-Benz. Asegura tener un sueldo de 2600 pesos mensuales, más los viáticos que, según él, "los paga el sindicato".
Y se podría decir que suele aprovechar esos viáticos. En sus viajes a París acostumbra alojarse en el lujoso hotel Crillón. También fue memorable cuando, en abril del año pasado, gastó 15 mil dólares de viáticos en un corto viaje a los Estados Unidos, junto a dos dirigentes del gremio, una traductora y su hijo Pablo Hugo Antonio.
Este, que se desempeña como vocal del Sindicato, percibiendo por ello un sueldo de 1.800 pesos, adquirió en marzo de 2000 una casa de dos plantas, en la calle 15 de Septiembre al 2500 y valuada en 330 mil pesos. Esa cifra la proporcionó a GENTE la inmobiliaria Guarniello que intervino en la primera etapa de la operación. Pero luego fue escriturada por 220 mil. El hijo del camionero se la terminó comprando directamente a sus dueños originales, la familia Karaguezian.
"Esa suma se juntó entre la venta de otra propiedad y un crédito", solía repetir su padre, Hugo, cuando el hábitat de su primogénito escandalizaba a la opinión pública.
Pero la imagen sibarítica de viajero que pernocta en lujosos hoteles europeos y norteamericanos no encaja del todo con su otra faceta. La del dirigente combativo que defiende a ultranza los derechos de los trabajadores. Y que en un año y medio paró seis veces la sufrida marcha de nuestro país.
por Rolando Motta
fotos: Maximiliano Vernazza y Alejandro Carra
en Mar deI Plata: Sergio Oviedo
http://www.gente.com.ar/imprimirNota.php?ID=803
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