(AW) El jueves pasado las Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora hicieron su habitual ronda alrededor de la pirámide y luego marcharon hacia la Casa Rosada para entregar una nota con un pedido de audiencia a la presidenta de la Nación. El objetivo se cumplió pero en un contexto autoritario de un gobierno que se promociona defensor de los derechos humanos.
Buenos Aires, 3 de setiembre de 2012
Liliana Giambelluca (Especial para Agencia Walsh)
Aborígenes, militantes de organizaciones de pueblos originarios y de derechos humanos se sumaron a la convocatoria de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y organismos defensores de derechos humanos para acompañar la ronda de las Madres y luego entregar una nota en la Casa de Gobierno.
La nota pedía una audiencia a Cristina Fernández para tratar temas referidos a los pueblos originarios que se modificarán en la reforma del Código Civil y la situación de la comunidad qom Potae Napocna Navogoh (La Primavera), de Formosa.
La cita fue pasado el mediodía, en un espacio cargado de simbolismo y emociones para los presentes: el "acampe qom". Ya no más Plazoleta Cervantes desde que Félix Díaz y sus hermanos acamparon en 2010, con el fin de que la jefa de Estado los recibiera para abordar sus problemáticas y solicitarle que les devuelvan sus tierras ancestrales.
Se formaron pequeños grupos que conversaban bajo un cálido sol, mientras se esperaba la llegada de amigos que habían sido invitados.
Nora de Cortiñas llegó de a pie por Avenida de Mayo. Cruzó la calle de prisa y algo agitada se sentó en un banco. Se unieron a ella los demás representantes que firmaron la nota del pedido de audiencia: Miriam Liempe (Área de Relación con los Pueblos Originarios de la CTA), Aldo Etchegoyen (APDH Nacional) y Pablo Pimentel (APDH La Matanza).
Pasadas las 15 comenzó la caminata hacia Plaza de Mayo. Los acompañantes portaban carteles que los identificaban, wiphalas y marchaban con un espíritu alegre pero sereno. En silencio y con paso firme se llegó a la histórica Plaza donde esperaban otras Madres de Línea Fundadora.
Comenzó la ronda alrededor de la pirámide. Una más desde hace 35 años. Las Madres llevaban pancartas con fotos de sus hijos desaparecidos y manifestaban sus consignas: "Treinta mil detenidos desaparecidos: ¡Presente! ¡Ahora y siempre!". "Aparición con vida de Jorge Julio López, de Luciano Arruga y de todos los desaparecidos durante los años de gobiernos constitucionales ¡Ya!".
También se sumaron las voces originarias que exclamaban "¡Jaillalla!" y "¡Marichiweu!" mientras agitaban sus wiphalas.
La marcha se detuvo. Nora de Cortiñas tomó un megáfono y dirigió unas palabras. Recordó que era el Día Internacional Contra la Desaparición Forzada de Personas y agradeció la presencia de los grupos solidarios presentes, de los representantes del IMPA la fábrica, de los trabajadores portuarios de pie, del hospital francés y del obrero de la construcción Carlos Olivera, "que estuvo preso, acusado por el canalla de Gerardo Martínez y ayer terminó su arresto domiciliario". Fue la primera salida pública de Olivera (ver crónica aparte).
Finalmente, la Madre referente de Línea Fundadora explicó los motivos de la nota que se estaba por entregar. Mencionó la difícil situación que vive el qarashe Félix Díaz y su comunidad, y pidió a los presentes que continúen acompañando la lucha del representante qom "porque es nuestro hermano y merece que la presidenta de la República escuche cómo viven y la vida que él está pasando".
"ACÁ EL TROSKISMO NO TIENE LUGAR"
Cuando se ingresó a la Plaza, la Asociación Madres de Plaza de Mayo -liderada por Hebe de Bonafini- ya había instalada una carpa y colocado sus banderas en las rejas de la pirámide. También estaba dispuesto un equipo de sonido con potentes parlantes y un micrófono.
Poco después se detuvo una combi en la vereda y descendió Bonafini. Saludó a su grupo, tomó el micrófono y sin más comenzó su discurso, justamente cuando por su lado pasaba la ronda de las Madres-Línea Fundadora.
"Esta es la plaza de Néstor y de Cristina" -fue la primera frase de Hebe-. La plaza "conquistada para nuestros hijos, para los revolucionarios que dieron la vida".
Las voces que exclamaban "¡Jaillalla!", "¡Marichiweu!" y "Treinta mil desaparecidos, presente", callaron.
Hebe continuó: "Ahora es más fácil venir a protestar cuando está todo conquistado, todos tenemos derecho a protestar pero la verdad que lo más importante es que los que protestamos tengamos coraje de hacer. Protesta con propuesta, sino sólo es troskismo y acá el troskismo no tiene lugar. Por lo menos las Madres no le damos lugar". Los aplausos y ovaciones permitieron un respiro a la vehemente oradora.
"Nosotros le damos lugar a los que luchan -prosiguió-, a los que construyen la patria porque si no es muy fácil todo". Su pasión discursiva redobló la apuesta: "Por suerte ahora con este gobierno todo está renaciendo. Acá hay mucha felicidad, muchas ganas de trabajar y de luchar".
Finalizada la arenga, con un tono más coloquial rindió cuentas a su tribuna de los actos donde participó durante la semana. Las únicas cuentas que rinde a sus seguidores. Y al pueblo.
"LA PLAZA ESTÁ VEDADA PARA TODA MANIFESTACIÓN"
Finalizada la pacífica ronda de Madres-Línea Fundadora, se comenzó a avanzar hacia la Casa de Gobierno. Tarea algo complicada porque en la mitad de la Plaza de Mayo se han colocado de manera permanente altos vallados, debiéndose ingresar por Avenida Rivadavia o por Hipólito de Yrigoyen.
El ingreso es sencillo si un individuo o dos quieren pasar, no así un grupo porque los policías apostados impiden avanzar: "¿A dónde van? Son demasiadas personas. No pueden ingresar todas."
Nora de Cortiñas explicó a los uniformados que querían entregar una nota en mesa de entradas de la Casa de Gobierno. "Imposible -dijo el hombre- La plaza está vedada para toda manifestación".
"No es manifestación. Queremos entregar una nota", reiteró Nora.
"Sólo es una nota", reforzó la Madre Elia Espen.
Pablo Pimentel se sumó: "Señor, vamos a ir caminando".
Las voces de reproche de los acompañantes se agregaban porque los policías se mantenían firmes: "Tenemos órdenes de no dejar pasar".
"¡Pero acá entran autos, colectivos, público, todos entran, señor!", fue el reclamo unánime.
El uniformado repetía: "Yo entiendo pero tengo orden de no dejarlas pasar".
"Señor -pregunta esta cronista-, en la plaza aún está la señora Hebe de Bonafini con su grupo, ¿también tiene la orden de no dejarlos pasar?". Sin respuesta. "¿Quién le da la orden a usted señor?". Silencio.
La situación estaba tensa y los policías llamaron a su superior. Llegó el subcomisario de la Seccional Segunda, quien reiteró el impedimento y Nora de Cortiñas nuevamente arremetió: "¿Somos delincuentes nosotras?". Y un coro solidario acompañó su frase con distintos matices.
La discusión ya era desigual y la lógica pretendida, absurda. El subcomisario aflojó: "Está bien. Puedo llevar a una comisión de quince personas".
"Que sean veinte", replicó de inmediato Nora de Cortiñas. "¿Quiere hacer veinte, abuela? Hacemos veinte. Una Madre y veinte representantes", dijo el hombre.
El subcomisario dio la orden y dos policías corrieron el vallado. "Uno, dos, tres, cuatro.... Veinte. Listo. Cerramos el vallado".
El grupo más numeroso se quedó detrás de las rejas y aplaudieron el ingreso al grito de "¡Madres de la Plaza, el pueblo las abraza!".
De pronto aparecieron guardias de infantería protegidos con sus escudos y clavando sus borceguíes en el pavimento se apostaron en la vereda de la Casa de Gobierno.
"¡Mirá. Nos custodian como si fuésemos delincuentes! -se indignó nuevamente Nora- Ayer lo vi por televisión a Gerardo Martínez al lado de la presidenta de la Nación. A él sí lo dejan pasar. Participó como agente del Batallón de Inteligencia del Ejército 601 durante la última dictadura militar, permitió que compañeros de él fueran desaparecidos, torturados y ahora forma parte del poder de la Argentina".
Con paso apresurado, los representantes de los organismos de derechos humanos y pueblos originarios llegaron a la Casa Rosada. Una nueva reja impidió el ingreso al edificio y se renovaron los ruegos.
Un policía fue a la mesa de entradas y regresó con el responsable del área, quien tenía la intención de recibir la nota detrás de las rejas y allí terminaba el trámite. Nuevas discusiones porque había que recepcionar la solicitud colocando sello y firma en presencia de los firmantes. "Sólo una persona puede ingresar a entregar la nota", dijo el hombre. "No -respondieron varios-. Deben ingresar los firmantes".
Pablo Pimentel renovó sus protestas: "Esto nunca pasó. Es muy grave. No nos dejaban ingresar, nos acompañó una comisión de infantería y ahora no podemos pasar a entregar la nota".
Las explicaciones y discusiones se reiteraron hasta que finalmente permitieron el ingreso de tres Madres, de Miriam Liempe y de Aldo Etchegoyen.
Al día siguiente, los organismos defensores de derechos humanos difundieron un comunicado de prensa titulado "Custodiados, entregamos la nota en Casa Rosada", donde relataron las peripecias para entregar su pedido de audiencia a la primera mandataria.
Lo que preocupa de esta situación, es que si es tan complicado presentar una nota en Casa de Gobierno, cuanto más será que otorguen la audiencia. Habrá que insistir y resistir. De eso, los integrantes de organismos defensores de derechos humanos y los pueblos originarios saben mucho. Pero también están agobiados. Félix Díaz ha dicho muchas veces: "Ya no sabemos qué más hacer".
La solución está en manos de un gobierno que se proclama popular y defensor de los derechos humanos. Deberá demostrarlo.
Buenos Aires, 3 de septiembre de 2012
Fotos: Reinaldo Ortega y Equipo de Comunicación, Secretaría de Relaciones con los Pueblos Originarios. CTA Buenos Aires.
Fotos: Reinaldo Ortega y Equipo de Comunicación, Secretaría de Relaciones con los Pueblos Originarios. CTA Buenos Aires.
Fuente: Agencia Rodolfo Walsh